jueves, 28 de agosto de 2008

ESTIMADO GOBERNADOR LUIS GUILLERMO FRANCO

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No puede negar la valiosa gestión de su antecesor. El tiempo en que él tuvo bajo su responsabilidad la conducción del Estado, consolidó un estilo de gobierno que indudablemente revirtió esa imagen de que el titular del Poder Ejecutivo solamente se la pasaba descansando y disfrutando de los placeres de su posición. La gente lo sentía identificado con sus problemas y sabían que podían acercársele sin temor a encontrarse con algún ropero humano que le impidiera solicitarle su apoyo o simplemente encontrar la calidez de su saludo. Desde que usted es titular del ejecutivo estatal, afortunadamente ha correspondido con creces al ejemplo que tenemos grabados los veracruzanos.

Usted es un hombre de trayectoria que logro obtener la opinión favorable de las mayorías; por ello es que la votación de ese domingo de julio, aseguraba que a partir de ese primero de diciembre, usted gobernaría sin distinciones ni rencores que son los que propician que la administración estatal se paralice. Hoy, el Estado requiere de la unidad, creatividad y participación activa de todos sus hombres y mujeres, sin exclusión de nadie. Después de muchísimo tiempo de que inició como ejemplo nacional de concertación política, se ha revalidado -en nuevos términos- lo que en su origen fue el Acuerdo para la Gobernabilidad y el Desarrollo. La voluntad de quienes lo signaron, ha sido perpetuada por la convicción general de que “Veracruz, es más grande que sus problemas”.

Esto demuestra que hay ciertas inercias que no son dañinas, y en este caso es muy meritorio que usted haya continuado con este pilar que le legaron y tenga la voluntad de afianzar esta visión de concordia y trabajo. Indudablemente que su desempeño será juzgado con el tiempo, pero la calificación más inmediata que tendrá es la próxima elección federal. El gobierno estatal ha demostrado que es congruente la planeación acompañada de análisis y evaluación para continuar los resultados de la administración previa y reorientar las políticas públicas, sin la irresponsabilidad de olvidar el patrimonio heredado de paz social, bienestar colectivo y solvencia en las finanzas públicas

Sé que no todas las personas son iguales, ese sería una aberración terrorífica de mi parte, pero cuando empecé a escribir estas líneas, de inmediato recuperé en mi mente su discurso de toma de posesión, mismo en que reconoció el trabajo de la persona a la que relevaba, que estaría atento a los triunfos de su administración y que desde luego aprovecharía todo lo que había fincado esa eficacia gubernamental.

Ese primero de diciembre tuve que seguir la ceremonia de transferencia de poderes desde mi cama, puesto que estaba enfermo gracias a mis excesos con la comida. Mientras a usted lo entrevistaban, el saliente caminaba por la calle de Encanto rumbo a Lázaro Cárdenas. Las cámaras de TV dieron un flashazo en donde el precursor se notaba contento por la satisfacción del deber cumplido ya que le dejó en óptimas condiciones la entidad, para que su ejercicio iniciara con certeza.

Mis neuronas me decían en esos días en que iniciaba el 2008, que seguramente ya lo conocía a usted, pero no sabía donde estaba en ese momento. Mis especulaciones eran dónde se encontraba usted, si era alcalde, si quizá formaba parte de la Legislatura Local o del Congreso de la Unión o tenía un puesto decisivo en una dependencia estatal. Tampoco anulaba la probabilidad de que estuviera preparando su incipiente incursión al Congreso Federal como Diputado por su distrito. Con todo, mi seguridad era plena y sabía que estaría comprometido con todos al rendir protesta ante la soberanía del Congreso.

Hasta ahora van las cosas bien. Sé que siempre se puede ir mejor, porque independientemente de su filiación política, tengo el deber de solicitarle de manera muy respetuosa que recuerde a Fidel Herrera Beltrán como un Gobernador que mostró dignidad ante la adversidad, dinamismo ante los problemas que enfrentó, objetividad en la designación de su equipo de trabajo y humildad para hacer de la crítica una oportunidad para mejorar y rectificar. Ninguna región de la entidad puede estar excluida del desarrollo, por ello hay que seguir actuando con sensibilidad y de manera oportuna. Hay un antes y un después de que se izó la bandera de la “Fidelidad”, eso no podemos olvidarlo los jóvenes. Si existe un nuevo referente de las nuevas generaciones de personas interesadas en el servicio público, ese sin duda es el abogado oriundo de Nopaltepec, el afectuoso y combativo Tío Fide. Sin otro particular, respetuosamente me despido de usted agradeciendo de antemano la atención que le otorga a estas líneas. Papantla, Veracruz. 28 de agosto de 2011. Comentarios: luisguifranco@hotmail.com

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