viernes, 22 de agosto de 2008

PROCRASTINADO MOSTRENCO


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LUIS GUILLERMO FRANCO

Postergar responsabilidades de forma consciente, es una patología conductual analizada por la psicología contemporánea. Cuando se aplaza el cumplimiento de responsabilidades de forma deliberada, nos encontramos ante un individuo sabedor que tiene un deber por finiquitar, pero como no le parece placentero o le implica un estado de tensión físico o mental, prefiere dejarlo todo hasta el final. Un ejemplo muy didáctico sería un estudiante que ha pasado los días dedicándose al cine, a la pachanga o a la internet y hasta las 24 horas previas a la entrega, inicia su trabajo académico de matemáticas o biología. Lo peor es que así es en todas las materias. Asimismo se puede citar a la persona que decide dar cumplimiento con algún trámite y acude hasta la fecha en que culmina el plazo.

Con la ayuda del Doctor Amado Lince obtuve la siguiente definición, misma que comparto con ustedes: “La procrastinación (del latín: pro, adelante, y crastinus, referente al futuro) es la acción de postergar actividades o situaciones que uno debe atender, por otras situaciones más irrelevantes y agradables. La procrastinación es un trastorno del comportamiento que tiene su raíz en la asociación de la acción a realizar con el cambio, el dolor o la incomodidad (estrés). Éste puede ser físico (como el sentido durante actos que requieren trabajo fuerte o ejercicio vigoroso), psicológico (en la forma de ansiedad o frustración), o intelectual. El término se aplica comúnmente al sentido de ansiedad generado ante una tarea pendiente de concluir. El acto que se procrastina puede ser percibido como abrumador, desafiante, inquietante, peligroso, difícil, tedioso o aburrido, es decir, estresante. La procrastinación también puede ser un síntoma de algún desorden psicológico, como depresión o TDAH (trastorno por déficit de atención con hiperactividad).”

Continuando con la explicación, aquellos internautas adictos pueden encontrar una justificación psicológica a su manía de no cumplir con sus deberes: “No se ha demostrado cabalmente que la costumbre de procrastinar puede llevar a una dependencia de diversos elementos externos, tales como Internet, leer libros, salir de compras o comer en lugar de realizar la tarea que se supone hay que hacer. La procrastinación no necesariamente está ligada a la depresión o a la baja autoestima. El perfeccionismo extremo o el miedo al fracaso también son factores para procrastinar. Existen dos tipos de individuos que ejecutan esta acción: procrastinadores eventuales y procrastinadores crónicos. Los segundos son los que comúnmente denotan desórdenes en los comportamientos antes mencionados.”

En este ejercicio de sinceridad con usted, admito mi aproximación a los eventuales, pero complemento ahora con la orientación de Joseph Ferrari, profesor de psicología en la Universidad de DePaul, en Chicago, asegura que el 20% de los adultos se identifica como indecisos crónicos y apunta: “Existen en la actualidad conductas adictivas que contribuyen a este trastorno: se refieren, por ejemplo, a la llamada "adicción a la televisión", a la "adicción a la computadora" y a la "adicción a la pornografía", esta última sobre todo a través de Internet. Otros autores afirman que tales adicciones no existen. No obstante, a pesar de que ya hay propuestas de tratamiento para este tipo de problemas conductuales (terapia cognitivo-conductual, sobre todo, que incluye, por ejemplo, la aplicación de opciones en la propia computadora para bloquear voluntariamente el acceso a las páginas de pornografía), se trata de un tema muy nuevo, en el que aún hace falta realizar mucho trabajo de investigación.”

Disculpas por la ruda sentencia que haré. La procrastinación se refiere a cuando se tiene algo importante que realizar o una responsabilidad por cumplir, pero se hace todo lo viable para hacerse pendejo el mayor tiempo posible. Desgraciadamente hay quienes ejercen algún cargo en cualquier nivel de la administración pública y deciden postergar lo que a sus atribuciones compete. En lugar de ejercer sus funciones, deciden matar el tiempo en frivolidades y no se preocupan por atender a la ciudadanía. Una oficina de un ayuntamiento, del gobierno estatal o federal no puede ni debe ser un lugar de esparcimiento en donde se pasen el tiempo jugando solitario en la computadora y permitiendo que la población de amontone en filas engorrosas y no encuentre la mínima orientación a sus inquietudes. También ese funcionario mostrenco que se preocupa más por la incertidumbre de una elección que anhela participar y ganar en su caso, o que se divierte con pornografía infantil y por eso se distrae de sus ocupaciones institucionales. Me refiero a ese mismo en que usted está pensando.

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