domingo, 3 de agosto de 2008

DE INTERÉS PÚBLICO

Emilio Cárdenas Escobosa
31/Julio/2008
Los cambios en el PRI estatal o el nerviosismo sucesorio

La rumorología sobre acomodos y relevos en el gobierno estatal que cíclicamente se intensifica, hoy ha puesto su atención y centrado sus baterías en el relevo en la dirigencia estatal del PRI. A varios se les queman las habas por decirle adiós al joven presidente del CDE José Yunes Zorrilla, con el argumento de que ese partido debe reorganizarse de cara al proceso electoral del 2009, aunque en realidad los promotores de los mensajes en columnas y los repetidos comentarios periodísticos en lo que piensan es en la ya no tan lejana elección del 2010, la construcción de candidaturas y los sueños sucesorios.

Si bien el PRI no puede dormirse en sus laureles luego del casi carro completo que logró la ola roja en los comicios locales del año pasado, ello no ha implicado que la actual dirigencia se haya tirado a la hamaca montada en la popularidad del mandatario estatal y modorramente espere los tiempos para echar a andar la maquinaria electoral; por el contrario, ha sido evidente que Pepe Yunes ha venido realizando un constante trabajo de reorganización de los comités municipales y de contacto con las estructuras y militancia que indudablemente ha fortalecido su liderazgo a lo largo de todo el estado, lo que, como consecuencia lógica, lo proyecta como un prospecto importante para la sucesión del 2010.

Ello explicaría el nerviosismo de quienes hoy quieren defenestrarlo y, como graciosa concesión, quieren reducir su presencia a un distrito electoral, el de Perote, donde Pepe goza de una innegable popularidad. El joven Yunes da para más, sin duda, aunque hoy ante la falta de un prospecto realmente competitivo para dentro de dos años, sea o no un clon del gobernador, se le quiere regatear su trabajo y disciplina partidista.

Es el caso de Adolfo Mota Hernández, otro joven político que dará mucho de que hablar en el futuro y que al igual que Pepe sería un excelente candidato, pues además de su experiencia parlamentaria y sus aptitudes de tribuno, cuenta con importantes resortes en el altiplano que en mucho habrán de servirle en esa empresa, en la que, a no dudarlo, podría plantarle cara a los abanderados del PAN o del PRD. Aunque Adolfo se quedó en la orilla para presidir la Cámara de Diputados, tal vez por la falta del apoyo más importante que requería para lograrlo, ello no le resta méritos como un eventual abanderado del PRI con posibilidades de triunfo.

El problema no es que Pepe o Adolfo no formen parte del primer círculo de la fidelidad, sino que se piense que el candidato del 2010 será nuevamente el gobernador Herrera Beltrán y por ende el delfín que aparentemente impulsa contendería cobijado por la imagen del mandatario. Lo que si bien le garantiza el apoyo de todo el aparato estatal, no le transfiere como por ósmosis el carisma del actual inquilino de Palacio de Gobierno. Ahí puede fallar la apuesta, con todo y la marea roja y la chequera abierta.

Por ende, el proyecto de irle despejando el camino a Javier Duarte por la vía de neutralizar a otros jóvenes con mayor potencial electoral, como Pepe Yunes y Adolfo Mota, o mantener en la congeladora o la sujeción política a otros no tan jóvenes pero igualmente aptos para el reto de abanderar al PRI en el 2010 como Héctor Yunes Landa, revela que el camino sucesorio aparentemente puede ser muy fácil al interior del priísmo pero con un riesgo importante cuando se trate de enfrentar a candidatos como Miguel Ángel Yunes Linares o Gerardo Buganza por el PAN o Dante Delgado o Elías Miguel Moreno Brizuela por Convergencia o el PRD.

La precipitación nunca es buena consejera. Y la construcción de candidaturas electoralmente rentables menos. Ya veremos los siguientes pasos del gran estratega y si este paso, de darse, le reditúa buenos dividendos al elegido.

jecesco@hotmail.com
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